La carrera va a comenzar.
Hace calor y el sudor acaricia mi piel tersa y suave.
Mis manos pegajosas e inquietas delatan mis nervios.
No puedo esperar más. No quiero.
Deseo con todas las ansias que esto comience.
No compito contra nadie.
Mi único y verdadero objetivo es capturarlo.
Esto, en realidad, es una persecución.
La persecución de mi vida.
La más larga y la más importante.
Mis piernas se agitan en el aire y comienzo a flotar.
Floto y vuelo por el universo persiguiéndolo.
No logro alcanzarlo pues tiene alas amplias
y poderosas que me dejan en desventaja.
Le grito:
¡Tiempo! ¡Deja de huir!
En su mano derecha viajan las horas.
En su izquierda los minutos.
Justo pisándole los talones flotan los segundos.
Y en su rostro se notan los años.
Mi voz rasposa y cansada vuelve a llamarlo.
Ni siquiera se molesta en voltear.
Es como si me ignorara.
Mi piel antes suave, ahora comienza a desquebrajarse.
Mis parpados caen y mis mejillas pierden el rosado.
Las piernas me piden a gritos que me detenga,
pero yo sigo corriendo tras el tiempo.
Como si no tuviera límites.
Realmente desearía que no existieran.
Doy unos pasos más y esta vez fallo.
Caigo a un suelo que no existe,
y me desvanezco en la curiosa oscuridad imaginaria.
Exprimo mis últimas miradas y allí veo al tiempo suspendido.
Sonríe con orgullo y festeja con despecho.
Esta vez me ganó, pero se que habrá una próxima.
Oh si. Yo se que habrá una próxima carrera.
Lo siento aquí. En mis piernas y en mis rodillas.
Hace calor y el sudor acaricia mi piel tersa y suave.
Mis manos pegajosas e inquietas delatan mis nervios.
No puedo esperar más. No quiero.
Deseo con todas las ansias que esto comience.
No compito contra nadie.
Mi único y verdadero objetivo es capturarlo.
Esto, en realidad, es una persecución.
La persecución de mi vida.
La más larga y la más importante.
Mis piernas se agitan en el aire y comienzo a flotar.
Floto y vuelo por el universo persiguiéndolo.
No logro alcanzarlo pues tiene alas amplias
y poderosas que me dejan en desventaja.
Le grito:
¡Tiempo! ¡Deja de huir!
En su mano derecha viajan las horas.
En su izquierda los minutos.
Justo pisándole los talones flotan los segundos.
Y en su rostro se notan los años.
Mi voz rasposa y cansada vuelve a llamarlo.
Ni siquiera se molesta en voltear.
Es como si me ignorara.
Mi piel antes suave, ahora comienza a desquebrajarse.
Mis parpados caen y mis mejillas pierden el rosado.
Las piernas me piden a gritos que me detenga,
pero yo sigo corriendo tras el tiempo.
Como si no tuviera límites.
Realmente desearía que no existieran.
Doy unos pasos más y esta vez fallo.
Caigo a un suelo que no existe,
y me desvanezco en la curiosa oscuridad imaginaria.
Exprimo mis últimas miradas y allí veo al tiempo suspendido.
Sonríe con orgullo y festeja con despecho.
Esta vez me ganó, pero se que habrá una próxima.
Oh si. Yo se que habrá una próxima carrera.
Lo siento aquí. En mis piernas y en mis rodillas.
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