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viernes, 11 de junio de 2010

Matices de dolor.

Triste, el joven daba un paso tras otro. Avanzaba con los pies cansados. De caminar pesado y lento, el muchacho no llevaba a sus espaldas más de veinte años.
Se dice que nuestros ojos son las ventanas de nuestra alma. O su alma vacía, o sus ventanas cerradas; pues aquellas esferas color grisáceo no dejaban gotear ni una sola chispa de vida.
Facciones cerradas y agridulces pintaban su rostro en matices de dolor.
Su espíritu parecía encerrado. ¿Le privaban la libertad? ¿Le privaban aquello que más añoraba?.
Su cabello yacía en silencio y quietud a pesar de las cálidas brisas de verano que contrastaban con su presencia. Sus brazos, los cuales debían ser armas de poder y energía, acompañaban el amargo peso de sus piernas.
Pálido y frío su manto natural que lo cubría y moldeaba su figura. Pero inerte y posado no mostraba ser más que células agrupadas.
"Si se dijera que el humano es un conjunto de células, podríamos afirmar que las obras de Shakespeare solo son un conjunto de palabras."
Con esta frase rondando en mi mente y corriendo entre mis venas, me detengo solo a unos pasos de el y lo miro con curiosidad. Y a pesar de que el lo hace también, su alma sigue encriptada en el secreto de sus ojos.
No me deja ver nada. No quiere que lo veo tal cual es. ¿Por qué?
¿Será aquella joya que no quiere mostrar lo que lo deja tan moribundo?
"Si eres feliz, disimula. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados (Casona)"
¿Existe posibilidad de que el sea el ejemplo a seguir?
Yo no quiero verme así por fuera. Quiero que mis ojos revelen aquello que mi alma no puede. Quiero que una mirada valga más que mil palabras.
Pero mil palabras afirmando que soy feliz. Escúchame mundo: ¡Soy feliz!
Quiero que aquella gente que me vea, pueda verme como soy. Que no tengan un pensamiento erróneo de mi persona. Pero, ¿Quién cree en estos tiempos que eso puede suceder?
Vivimos en una sociedad en donde la falsedad y la mentira ocultan y silencian aquello que debe ser escuchado. Aquello que debe ser gritado desde el fondo de nuestras almas hasta los más infinitos abismos del universo.
No pretendamos ser inocentes, pues todos somos cómplices de esta mentira.
Si, es un enfoque pesimista. Pero no se puede pretender o esperar que la gente reaccione si solo vemos o mencionamos la mitad del vaso lleno.

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