Los papeles recortados caen al piso queriendo transformarse en plumas exóticamente livianas.
Las lágrimas se hacen saladas queriendo simular ser un mar en miniatura.
Los arboles crecen más y más altos tratando de alcanzar los rascacielos más imponentes.
Todo quiere cambiar a partir de su disconformidad por su propia naturaleza innata.
Un cambio forzado, oscuro, que pone pesadas máscaras de hierro pintadas de rosa.
Una cuenta regresiva que quiere mostrar a cada uno, a cada cosa tal cual existió desde un principio.
Y se puede ver como tiemblan ante el final.
Uno, dos, tres,.. varios más giran sus pupilas ansiosos sosteniendo un acento falso o un tono de voz más agudo de lo normal.
Un corte seco y brillante corta en dos la falsedad. El hierro cae, y con el, cada uno de sus ex-portadores.
Puedo ver etéreos rostros acostumbrándose a la nueva luz, y otros rezagados exigiendo un por qué.
No hay buenos ni malos. Hay personas. Hay gente. Hay cosas. Hay realidad. Hay sociedad. Utópico.
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