¿Qué estas haciendo?

El mundo se dio vuelta y ya ni escribir me descarga. Ni siquiera las miles y miles de palabras que pueda plasmar van a significar lo suficiente como para cambiar mi estado de ánimo.
Ya no hay nada que alcance, porque gastamos todo lo que podía salvar la felicidad.
Cuando caminas y no sentís para donde estas yendo.
Cuando hablas y no sabes bien lo que estas diciendo.
Cuando abrazas pero no sentís que la otra persona esté en el mismo lugar que vos.
Entonces no alcanza frase, párrafo o libro para expresar la ausencia del todo.
Faltan las ganas de pensar que está pasando. Ni siquiera se siente real el silencio.
No estás de ánimo para llorar porque no querés que te vean con los ojos cristales.
Las charlas son todas iguales, todas sobre lo mismo. Todas sobre tus miedos infinitos que te hacen teñir tus sueños de gris.
¿Qué estás haciendo? Solo esperar, o esperar solo. A fin de cuentas es lo mismo. Ya nadie quiere acompañarme en la densa infinidad de contar los días que faltan para que todo termine.
Vuelvo a la irrealidad que me rodea. Las paredes de mi cuarto parecen de mentira, pero me contienen los sonidos que pueda llegar a emitir.
Todo fue una reacción en cadena. Una gota que rebalsó el vaso. Una lágrima demasiado salada.

Y vuelvo al principio. Ya ni escribir me descarga, entonces ¿Para que seguir?