India, ¿Cuántas veces te dije que tengas cuidado con esa piedra? India yo te dije pero no me escuchás. O me escuchás pero no me haces caso.
Pensé que habías entendido. Actuabas como si ya supieras que esa piedra estaba ahí y que de ahí no se movería. Vos tenes que caminar por otro lado y acostumbrarte.
India venías bien tomando el sendero del bosque. Te veía mover las piernas hasta adentrarte tan profundo en la oscuridad que hasta dudaba de si vos misma te sentías entre los arboles.
¿Pero que pasó?
Seguro seguiste un pájaro que cruzaba con sus colores el cielo. O uno de esos animales salvajes que yo no reconozco pero que a vos te llaman tanto.
Y lo seguiste hasta el borde de la espesura verde azulada donde ya los troncos son abrazables y las copas no dan tanta sombra. Lo viste desde el borde con un pie ya casi afuera y el brillo que dispararon tus pupilas te hicieron dar ese paso en falso para tropezarte con la piedra.
Ay India pobrecita. Yo te veo llorar mientras te agarrás el tobillo pero no te voy a besar los pies porque besaría tus errores y no quiero ser cómplice.
Igual ya te veo. Creo que vas entendiendo y sellando en tu memoria y en tu piel rasgada que esa piedra no va a ningún lado. Quieta ahí.
India, ¿Cuántas veces te dije que tengas cuidado con esa piedra?
No hay comentarios:
Publicar un comentario