Mis manos vacías.
Estoy encerrada entre cuatro paredes grises.
Una repisa y un recuerdo de lo que alguna vez tuve.
Solía colgarlo en la pared y verlo con melancolía.
Quieto, mi pedacito de cielo aún me recuerda.
A veces sus nubes me envían mensajes.
Le tomaba fotos y le escribía canciones.
Solo eramos el y yo.
Como una extensión fuerte de mi esencia.
No era un pedazo de cielo ordinario.
Amanecía con colores verdes.
Y a la noche se tornaba amarillo.
Era mi mejor obra de arte.
Mi mejor fotografía.
Mi mejor cuadro colgado en la pared.
Pero ¿Quién se lo llevó?
Odio pensar que alguien más se pavonea por las calles,
con mi pedacito de cielo.
Yo encerrada.
Whisky seco en mis labios cortados.
Y mi pedazo de cielo libre allá afuera.
Estoy encerrada entre cuatro paredes grises.
Una repisa y un recuerdo de lo que alguna vez tuve.
Solía colgarlo en la pared y verlo con melancolía.
Quieto, mi pedacito de cielo aún me recuerda.
A veces sus nubes me envían mensajes.
Le tomaba fotos y le escribía canciones.
Solo eramos el y yo.
Como una extensión fuerte de mi esencia.
No era un pedazo de cielo ordinario.
Amanecía con colores verdes.
Y a la noche se tornaba amarillo.
Era mi mejor obra de arte.
Mi mejor fotografía.
Mi mejor cuadro colgado en la pared.
Pero ¿Quién se lo llevó?
Odio pensar que alguien más se pavonea por las calles,
con mi pedacito de cielo.
Yo encerrada.
Whisky seco en mis labios cortados.
Y mi pedazo de cielo libre allá afuera.
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