No tiene ventanas, pero de algún modo externo entra luz con olor a mar. Debo estar cerca de la orilla.
No se como hice para entrar, no hay puertas ni marcos de madera que combinen con el piso.
De todos modos estoy acá con cadenas invisibles en manos y pies.
Yo se que es culpa de tus palabras. De esas que decís apropósito. Me buscan y atan de a poco, para que me de cuenta cuando ya no me puedo mover aunque quiera.
Me convertiste en una muñeca a cuerda de movimientos rotos y quebrados.
¿Fin del cuento? No, pero se acerca. Lo veo por las ventanas que no existen y lo huelo en lo marítimo que flota en el ambiente...
u.u
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