No hace falta llevar una armadura para ser guerrero.
Sangre corriendo por tu frente no es necesaria para sentir dolor.
Y puede que las cadenas y látigos sean invisibles para algunos esclavos.
Hay algo que supera todas las fuerzas y tiene potencial innato.
Hay algo que puede cambiar para bien o para mal cualquier cosa.
¿Dónde está? Nace de nosotros. De cada ser humano.
Transformar garabatos en revolución no es fácil.
¿Pero quién dijo que es imposible?
No hace falta apuñalar con hierro si las palabras son capaces de atravesar el núcleo del mundo.
No es necesario arrasar corazones y vidas si las ideas son los motores que pueden dar comienzo a una nueva era.
¿Somos capaces? ¿Estamos lo suficientemente locos para creer que podemos cambiar el mundo?
Quizás solo aquellos desquiciados podrán hacerlo, solo ellos.
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